Cómo las puertas de Oliver Stone me llevaron a escuchar la música de The Doors

Por Daniel Caleb

En 1991 se estrenó la película sobre The Doors dirigida por Oliver Stone, ese año no la vi  pero estuve cerca. En casa de unos vecinos con los que solía jugar, su papá la rentó y vi la caja del VHS, seguramente no la vimos por varios razones, la primera era nuestra edad, aunque mi papá sí me hubiera dejado verla a mis 7 u 8 años de edad, en otras casas las reglas eran distintas; la segunda es que probablemente estábamos ocupados jugando y la última, es que mis vecinos eran muy huevones para leer subtítulos. Es probable que alcanzara a ver de reojo alguna escena mientras su papá veía la película, por alguna razón me quedé pensando en ella, tenía curiosidad por verla, quiénes eran esos, me explicaron que eran un grupo de rock de la época de los Beatles, ahí quedó.

Pasaron aproximadamente 4 años más antes de que mi curiosidad regresara; mis gustos musicales dependían mucho de lo que había en casa y un cassette de The Beatles era recurrente, aseguraba que eran la mejor banda que había existido (estaba morro y se me hacia fácil hacer ese tipo de aseveraciones), me gustaba llegar a casa de mi tío Armando y urgar en sus viniles para poner unos que tenía de Lennon y el de Fiebre de sábado por la noche, entre otros que después grabé en cassette. Un día estaba en mi casa cuando me encontré un cassette que tenía mi papá, «The Doors Greatest Hits«, Morrison destacaba en la portada, estaba  dentro de la mitad de un rombo rojo sobre fondo blanco, el resto de los miembros no aparecía. No lo puse inmediatamente, ya lo había visto antes entre los otros cassettes pero algo me hacía no meterlo a la grabadora hasta que un día la curiosidad volvió, recuerdo haber pensado, ¿Por qué le hicieron una película a  los Doors  y no a los Beatles? deben ser buenos, escéptico lo puse en la grabadora y le di play, sonó la batería de Densmore seguida inmediatamente por el teclado de Manzarek al tocar Hello, I love You, les juro, jurito que mis «papilas auditivas» nunca se habían enfrentado a algo así, me gustó pero no me prendió del todo, cuando terminó la canción pensé «van bien muchachos», pero entonces comenzó la versión de poco más de 7 minutos de Light my fire y perdí la cabeza, canción tras canción mi corazón palpitaba de emoción, mi piel se ponía chinita, ¿Cómo no iba a vibrar mi inadaptado puberto que se sentía extranjero a donde quiera que iba con People are strange?

Después de darles vueltas y vueltas a los grandes éxitos de los Doors compré un segundo cassette compilatorio en algún puesto de música pirata en el «Arroyo de la plata», según yo estaba retando a The Doors, «vamos a ver si es cierto que me encantan», antes de comprarlo revisé que no se repitieran las mayoría de las canciones. Malditos sean, Strange days era la primer canción, gustosamente derrotado estaba embelesado y con dos cassettes, a mis 11 o 12 años de edad, me convertí en su fan. Seguí buscando más música e información, me compré una biografía que me topé por ahí que parecía fanzine, probablemente mi siguiente álbum en conseguir fuera el Morrison Hotel y en una de esas el An American Prayer, James Douglas Morrison recitando sus poemas acompañado por música de Krieger, Densmore y Manzarek, recuerdo que en un viaje escolar me tacharon de raro por escuchar eso, sólo un amigo dijo que estaba interesante, pero bueno, people are strange, en unos cuantos años muchas y muchos de ese grupo sucumbirían ante sus encantos.

Ya siendo fan llego el momento en que canal 5 o canal 7  transmitieron la película de The Doors, al fin la vería y me decepcionaría, al menos al principio, me hizo mucho ruido que las cosas no sucedían como lo que había leído, cosas básicas como la formación de la banda y como se fueron integrando. La vi varias veces, cada que la pasaban y pensaba, como que me gusta pero… Como que sí, pero no… me tenía con sentimientos encontrados, de todas formas cada que la pasaban la veía y es que tenía imágenes que de repente pensaba «qué mamada, pinche Stone» y luego pero está chida. Pasaron varios años hasta que al fin pude aceptarla, había una palabra clave al inicio de la Película, en los créditos iniciales y era la palabra «inspired» y ¡Eureka!, claro, no es un pinche documental, si hubiera dicho «basada» hubiera seguido tachándola de mala y refunfuñado mientras la veía masoquísticamente una vez más, pero el «inspirada» cambiaba todo.

30 años después de su estreno veo el trailer y pienso que es probable que ya no me guste tanto el filme, quién sabe, tengo muchos años de no verla, tal vez es tiempo de hacerlo de nuevo y tener un juicio acorde a la forma en que veo ahora las cosas. 

Para terminar, seguí obsesionado con The Doors un buen tiempo, pero llegó Pink Floyd y le dieron unos buenos guamazos y al fin fui seducido por sus satánicas majestades The Rolling Stones y bueno, se van agregando y desagregando bandas y solistas en mis gustos musicales, con el paso del tiempo me es más difícil aseverar que una banda es mejor que otra, porque cada vez se me hace más absurdo hacer este tipo de comparaciones, ahuevados a decir que si sutano es peor que merengano, ¿Cuántos años han pasado y siguen discutiendo si The Beatles son mejores o The Rolling Stones? Si bien saben todos que los mejores son:…